Por un momento dejamos de escuchar la música de nuestro propio corazón, y lloraremos en verdad porque no podremos mostrarnos a quien nos quiere admirar, no podemos ser como nosotros quisiéramos, queremos estar siempre despiertos pero soñando, incertidumbre y temor nos corroen las entrañas del alma, pero no podemos seguir así porque si no , nos moriremos y despareceremos sin ser, no podemos dejar que sea así, dejar de ser no se puede concebir sin antes haber sido, algo, alguien , espíritu, materia, todo, no está solo en la lagrima que desciende o en el beso que calla el crujir de las papas fritas.
La despedida melancólica con la que matamos el día para dar paso a una noche de pensamientos y suposiciones que se olvidaran mientras dormimos serán cuando despertemos un buen sueño, muy lejos de donde empezamos: solo viajamos, aún no sabemos el rumbo porque si lo supiéramos tal vez ya habríamos hecho una escala, un descanso.
Necesitamos un recreo para jugar más, para divertirnos no solo para almorzar o recuperar fuerzas, tomados de la manos nerviositas, ansiosas, giraremos dando vueltas sobre el pasto y al caer todos mareados la brisa y el sol ofrecerán un sosiego que pocas veces se tiene en la vida: el simple hecho de estar en compañía de alguien que amas, simplemente compartir, es genial.
(Te espero en el umbral al terminar el recreo, despojados de rencores o de celos. Vivamos bien.)
Aucun commentaire:
Enregistrer un commentaire